El mito de que la novia debe llegar tarde
Uno de los consejos que siempre doy a mis clientes es
“No importa que tan elegante desean que sea su boda, si hacen esperar a sus invitados, ya mostraron desinterés en ellos”.
Pero les voy a contar un poco de una experiencia, que me hizo comprender algo más importante que el respeto a los invitados: Hace ya un par de años, con una de las Iglesias más bellas del país llena de invitados, un novio que constantemente miraba el reloj, un cortejo formado en la entrada de la Iglesia, los músicos tocando música de fondo para relajar un poco el ambiente, estaba yo ahí rogando al Sacerdote, que por favor me diera unos minutos más, mientras llegaba la novia, pues venía unos minutos tarde.
El Sacerdote me dijo “Si todos están puntuales aquí, y la única que falta por llegar es la novia, entonces debo entender que la que tiene menor compromiso e interés por presentar esta unión ante Dios es ella. ¿Por qué debo esperar a alguien que no muestra respeto ante la unión ante Dios? ¡A un evento social puede llegar a la hora que guste, pero al compromiso con Dios se llega puntual!"
Y si no fuera por mi acostumbrada templanza en momentos de tensión es posible que hubiese dado la razón (porque tenía toda la razón) y me hubiese dado por vencida. Sin embargo, encontré en esas palabras, la oportunidad de desarrollar una conversación, y así dar tiempo a la novia de que llegara.
Días después, hablando del tema con mi compañera Stephanie y ya un poco más relajada ella me decía "Parecías el gato de Schreck", le hacías los mismos ojos al Sacerdote.
Pero no ha sido la única ocasión en la que debo improvisar, para dar tiempo a la novia.
Ésta era una boda en una Iglesia espectacular, pequeña y de clima frío en Cartago. A 20 minutos de dar inicio me comuniqué con la persona que acompañaba a la novia para consultarle donde estaban y me dijo "A 200 metros, ya casi llegamos". Cuando teníamos todo listo para dar inicio, la novia me llama para avisar que está a 100 metros de la Iglesia, pero el tráfico no se movía y no podía avanzar su limosina.
Entonces, por supuesto la wedding planner enciende sus alarmas y busca al sacerdote. En este caso fui menos convincente. Cuando le dije que necesitaba unos minutos me respondió "La ceremonia es a las 4:00 pm y a las 4:00 pm iniciamos, esté quien esté." Y dio orden a los músicos de iniciar. O ingresan o me retiro, porque yo inicio puntual, fueron sus palabras….
Caminé hacia la puerta de la Iglesia y le dije al novio "La novia ya llegó, pueden ingresar, pero háganlo más despacio que en el ensayo" (necesitaba hacer tiempo). Al tiempo la novia que ya se había bajado de la limosina, venía caminando con su mamá y mi asistente que había ido a buscarlas.
El cortejo entró muy lento, esperaba a que se sentaran para enviar a la siguiente pareja, el sacerdote me veía serio pero con mirada compasiva porque él sabía lo que yo estaba haciendo, estaba ganando minutos.
Cuando la novia llegó venía temblando, angustiada, a punto de llorar. Nos tomamos unos segundos para que respirara profundo y entrara más relajada, pero en sus fotos de ingreso a la Iglesia se veía claramente afectada.
Estas historias se las cuento a las novias para que no pasen por lo mismo. La historia de que la novia llega tarde, es un mito.
Para lucir radiantes y relajadas, por amor a su pareja, por respeto a sus invitados, por un compromiso con Dios, novias, lleguen a la ceremonia al menos 20 minutos antes de la hora de inicio. Esperen en el transporte con las ventanas cerradas y el aire acondicionado a que su wedding planner vaya por ustedes y el fotógrafo capture el momento de llegada.
No pierdan nunca de vista el motivo por el cuál se está llevando a cabo esa ceremonia, pues lo verdaderamente importante las está esperando en el altar, así que vayan temprano, felices y seguras a ese momento tan especial.
Yacxel Cruz
Event Planner Creative Lights